Cuando los soldados (público de la ruta), llegan al castillo, Leonor toma el mando y les muestra la fortaleza con firmeza. Recorre con ellos las defensas del castillo: las torres, los muros y las posiciones estratégicas que permitirán resistir un posible asedio. Les enseña cómo aprovechar la altura y los muros gruesos de piedra para defender cada rincón, convirtiendo el castillo en un verdadero bastión frente a las amenazas.
A medida que la ruta avanza, Leonor revela su determinación de proteger el legado de su hijo. Sabe que los Manrique de Lara son fuertes y ambiciosos, pero también que su 
fortaleza, Argüeso, es el símbolo y el centro del poder de la casa de la Vega. En cada instrucción que da a los soldados, se percibe su orgullo y el amor por estas tierras. Su figura imponente y su apodo de "la leona de Castilla" cobran vida mientras se prepara para defender el castillo y asegura a sus aliados que, mientras ella esté al mando, las tierras altas de Campó seguirán siendo de su familia